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Impresión 3D, ¿Dónde está el dinero?

  • Publicado el 30 de Septiembre de 2019
  • Santi Navarro

“Enséñame la pasta”, o “Show me the money” en su versión original, gritaban una y otra vez Cuba Gooding Junior, que recibió un Oscar al mejor actor secundario por la interpretación de Rod Tidwell (un jugador de futbol americano de segunda categoría), y Tom Cruise (su representante en la ficción) en una irrepetible escena de Jerry Maguire, una de las películas que recuerdo con más cariño de mi juventud. Una variante de esa famosa frase, la de “enséñame la pasta”, podría ser perfectamente reformulada como “¿Dónde está el dinero? Esa, o cualquier otra expresión muy parecida a la anterior, es la que presumo se debe estar haciendo en estos últimos tiempos todo empresario, emprendedor o directivo del sector de las artes gráficas y la comunicación visual que esté planteándose entrar en el negocio de la Impresión 3D como un posible complemento a su modelo de negocio tradicional.

Incorporar la impresión 3D como una actividad adicional a su propuesta actual es algo más complejo que comprar una impresora 3D a alguno de los fabricantes o distribuidores que en este momento las ofrecemos y ponerla a imprimir piezas que, una vez terminadas, una cola de clientes impacientes por el producto les va a quitar de las manos. Es obvio que detrás de esa iniciativa tiene que haber un plan de negocio, una infraestructura y, sobre todo, un equipo de personas, trabajadores y proveedores, que acompañen, sostengan y posibiliten la rentabilidad y el retorno de esa inversión.

Impresión 3D, ¿Dónde está el dinero?

No falta quien, en el sector, se pregunta si el negocio de la Impresión 3D tiene algo que ver, o no, con el de las artes gráficas y el de la comunicación visual. En este sentido, en nuestra compañía llevamos años defendiendo que ambas realidades pueden convivir bajo un ecosistema común, ya que en la impresión 3D se da una clara analogía respecto a la impresión digital (2D). Si reducimos en ambas el flujo de trabajo a la mínima expresión, habrá un fichero con una imagen que hay que tratar (diseño), que después hay que producir (impresión) eligiendo el material (papel) más adecuado y que requiere un acabado (manipulado) antes de ser entregado. Ambas tecnologías comparten, también, ciertas limitaciones en cuanto a velocidad (páginas por minuto) y tamaño (formato). Otro aspecto positivo podría ser la más que probable disponibilidad de espacio en sus instalaciones para darle cabida a la nueva infraestructura y, en algunos casos, el nivel de competencias y conocimientos para realizar parte del proceso de los actuales trabajadores.

Impresión 3D, ¿Dónde está el dinero?

En cualquier caso, y con independencia de la relación descrita en el párrafo anterior, en mi opinión hay tres factores adicionales que resuelven el dilema planteado de forma afirmativa:

1.- Los movimientos de los proveedores tradicionales del sector de estos últimos años, hay multitud de ejemplos de cómo estas empresas están realizando inversiones para poder posicionarse, en el momento que el negocio de la impresión 3D esté en disposición de cubrir, aunque sea en una parte, las enormes expectativas que ha generado a su alrededor, como un jugador relevante en el mercado de la impresión 3D. De hecho, hasta las ferias tradicionales del sector, tanto en nuestro país como fuera de él, han acogido proveedores u organizados debates relacionados con la impresión 3D.

2.- La caducidad de las patentes, en estos últimos años, de alguna de las tecnologías más usadas en la impresión 3D. Ese escenario ha posibilitado la aparición de nuevos fabricantes, sobretodo asiáticos, favoreciendo la libre competencia y disminuyendo la barrera de entrada a los equipos de impresión 3D en términos de inversión. Paralelamente, esa situación ha contribuido a estimular la innovación, tanto en el desarrollo de nuevas tecnologías de impresión, como en la aparición de nuevos materiales: orgánicos, conductivos, combinados, color, etc. favoreciendo la aparición de nuevas aplicaciones y por consiguiente, el descubrimiento de nuevos nichos de mercado a quién dirigirse.

Impresión 3D, ¿Dónde está el dinero?

3.- La cartera de clientes actual. Se considera una máxima en ventas que es más fácil vender más productos y servicios a un cliente habitual que hacer un nuevo cliente. Ejemplos claros de cómo la impresión 3D está transformando el modo en el que algunas empresas de marketing y publicidad realizan el lanzamiento de sus productos nos sirven de referencia para convencer a esos clientes que ya tienen las empresas de artes gráficas de las posibilidades que la impresión 3D les ofrece como un instrumento más de comunicación y en síntesis, de difusión de sus contenidos, más allá de los límites impuestos por la tinta, el tóner y el papel.

Es en este último punto, dado que las posibilidades de la impresión 3D son ilimitadas, pero no todas son rentables, donde considero se debería de centrar la estrategia inicial. La clave, como hacía el protagonista de nuestra historia, es “enseñar” al cliente “dónde está SU dinero”, el que va a generar directa o indirectamente para su organización si confía en los productos que la impresión 3D puede ofrecerle como un canal adicional de comunicación. En mi opinión, las empresas del sector que tomen la iniciativa y se adelanten, se beneficiarán de haber recorrido esa parte del camino antes que sus competidores.

Impresión 3D, ¿Dónde está el dinero?

Santi Navarro, Director STM-GRUPO MASTERTEC

Santi Navarro

Director STM-GRUPO MASTERTEC
www.grupostm.com

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